viernes, 29 de febrero de 2008

LA BIOGRAFIA DE SANTA SOLEDAD

SANTA SOLEDAD
BAJO EL CIELO DE ALMERIA
INTRODUCCIÓN

Empiezo a escribir éste libro, con el máximo cariño por tratarse de la historia de la vida de una Santa, para mi tan querida porque tengo el convencimiento que ella guiará mi mano desde el corazón, al igual que ya lo hizo guiándome para pintar su cuadro al óleo, de 1´60 de alto por 1 metro de ancho, al cumplir los 125 años de su fundación en Almería.

Movida por ese instinto de gratitud y generosidad hacia esta orden Religiosa, y no teniendo otra forma de agradecimiento hacia ella, sino ésta: la de dejar en las páginas de esta obra, algunos ‘retazos’ de su vida de Santa Soledad. Para que sepamos los almerienses, la labor callada y silenciosa, que en ésta como en tantas otras ciudades sus Hijas llevan realizando, y comprendamos un poquito más, quien fue Santa Soledad Torres Acosta.
La presente biografía de esta insigne Santa, enmarcada de una aureola de santidad, por su sencillez, mezcla de bondad aderezada con un toque de humildad, y derroche de cariño para sus hijas, irán saliendo como pétalos de expandiendo por el mundo.
Almería se dignó, cuando fue beatificada en el año 1950, en ponerle el nombre y su primer apellido a una calle, ‘Beata Soledad Torres’, y su segundo apellido a la calle trasversal que la cruza, con el nombre de ‘Acosta’. Llegado el año 1970, fue canonizada, por lo tanto ya es Santa. Por este motivo, las religiosas hicieron petición al Ayuntamiento de Almería, para que cambiasen el nombre por el reconocido de ‘Santa Soledad Torres’, pero lamentablemente -hasta el día de hoy- no se ha atendido esta merecida petición. Así pues, el nombre que lleva su calle fue testigo de sus pasos cuando a Almería se digno venir a fundar, en su primer viaje en el mes de julio y en el segundo viaje el mes de agosto, del mismo año de 1876, aunque entonces aún no estaban trazadas las calles de toda esa zona.
Por ello, daremos un repaso a esa Almería decimonónica, de cómo se vivía, y conoceremos un poco de cuanto aconteció por esos años.
A las Siervas de María, como iremos viendo por su bondades, y amantes de sus Santas reglas, sólo les mueve el sentimiento de acudir al necesitado, sin importarle sus ideologías, y el estado de sus enfermedades
, si son contagiosos o no, ellas con ese amor que las caracteriza, sólo ven a un ser que sufre, y hay están, sin esperar recompensa alguna, a su cabecera por las noches, cuando el dolor parece que se hace más agudo e interminable.
Desgraciadamente, como hoy está la vida, disponen de tan pocos recursos para llevar su misión adelante. De ahí obtengo toda la determinación personal para hacer este libro en beneficio único para sus hijas que tanto lo necesitan y lo merecen, con la finalidad de que todos sepamos, quién es esta Santa que sigue espiritualmente ayudándonos a tantas personas, atendiendo nuestros ruegos desde dentro de nuestro ser, o si necesitamos las ayudas de sus Hijas las Siervas de María Ministras de los enfermos, al estar postrado en una cama aquejado por el dolor.
Ellas cuidan a los enfermos a domicilio o en los hospitales, sin cobrar dinero alguno, viven de la caridad, solamente de lo que le va deparando le Divina Providencia y de la voluntad de algunas personas que les ayudan.
Desgraciadamente para nosotros el pueblo llano, están cerrando muchas de sus casas, por falta de recursos y de vocaciones, y digo “para nosotros” porque somos los beneficiados de sus servicios en caso de necesitarlos, las Siervas de María en general, les tienen mucho cariño a ésta casa de Almería, por ser Madre Soledad su fundadora, todo lo que ocurrió a partir desde ese momento, es lo que quiero relatarles.
Trataré, humildemente, de narrar lo más fácil y amenamente posible, para no aburrir al lector, y que este sea un libro de ágil lectura. De como llegó a Almería esta Santa en persona, a fundar, de manos del Emmo. Sr. Obispo de Almería. D. José María Orberá y Carrión, y desde que se conocieron llevaremos las dos vidas paralelas, relatando cuanto hicieron por los necesitados.
Dando gracias, por supuesto, a tantas personas, que han puesto en mis manos tantos documentos, que me van hacer posible, escribir como sucedió allá por el año de 1876.
Gracias a las Siervas de María por prestarme los libros que guardan como joyas: “Soledad de los enfermos” de José Mª Javierre, y “La Madre Soledad Torres Acosta” del padre D. Juan Antonio Zugasti, que escribió en el año 1913 a 1916, antes de ser Beatificada, y Canonizada en el 1970.
Viendo la necesidad de que todos estos datos se conociesen fue preciso hacer una segunda edición, y así se hizo en el año 1978 con todos los nuevos documentos aportados de la Beatificación, y la Canonización.
Continuamente iré haciendo mención de cuantos apuntes biográficos vaya relatando, ya que merced a éstos documentos mis sueños se hacen realidad en la publicación de esta obra u homenaje.
Y gracias a D. Juan López Martín, Canónigo, Archivero y Párroco de la S. y Apostólica Iglesia Catedral de Almería, por facilitarme toda su ayuda para conseguir sus libros y permitir la documentación de éste.
Antes de empezar a escribir este libro he de decir que llevo viviendo toda la vida delante del convento de las siervas de Maria, en la ciudad de Almería en la calle de Eduardo Pérez, nº 20 en la séptima planta delante de su convento, ellas tienen el nº 19 de la misma calle, frente por frente, y siempre las he visto al anochecer, cuando todos vienen de los trabajos y se recogen a descansar; ellas salen como un reguero de hormigas, silenciosas del convento, a las casas donde está el dolor de un enfermo para cuidarlo toda la noche, cuando la ciudad duerme, ellas velan noche tras noche, mes tras mes, año tras año, y así con ese carisma toda sus vidas entregadas a los demás, jamás en mi vida, he conocido nada igual, y sin pedir nada a cambio porque ellas todo ese beneficio se lo hacen a los enfermos “Gratuitamente”. “Recuerda que lo que el dinero no puede comprar Dios nuestro Señor nos lo da generosamente, que es la vida para vivirla, y hacer el bien con ella a los demás”.
Y con esa Caridad, ellas se sienten felices y contentas con su alma y con Dios. Porque la felicidad no es un camino...sino una forma de caminar por la vida. Y ellas se las tienen consagradas a su Ministerio. Y no conocen otros caminos en las ciudades donde están, sino el camino de las casas u hospitales donde tienen que asistir a los enfermos. Y así llevan desde el año de 1851, hasta nuestros días.
Dice San Juan de la Cruz, en su canción 'En la noche oscura', que es el gozo del alma por haber llegado al alto estado de la perfección, que es la unión con Dios por el camino de la negación espiritual… ‘En la noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡OH dichosa ventura! salí sin ser notada estando ya mi casa sosegada…’
...Ellas salen de sus Conventos, ‘en las noches oscuras’, deseosas de aliviar a los ‘enfermos’ sin repiques de campanas, ‘sin ser notadas’, haciendo sus oraciones al despedirse de la virgen de la Salud, llevando la paz espiritual de sus almas ‘sosegadas’.

La autora: Mañuela González Ruiz.

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